LOS CANALES DE COMUNICACIÓN EN LAS EMPRESAS Y EN LAS FAMILIAS EMPRESARIAS
En prácticamente todas las empresas en las que he sido consejero externo siempre he detectado una falta de canales de comunicación establecidos. Este hecho constatable, más que relevante por las consecuencias que conlleva, no es tratado con la prioridad que requiere.
Hace muy pocos días fui testigo de una situación que refleja con claridad este problema. Previo a un Consejo de Familia que se preveía controvertido por factores diversos que se venían acumulando, los representantes de las dos ramas familiares (hermanos de la 2G) fueron a comer, solos, justo antes de la reunión. El resultado fue excelente. Hacía años que no practicaban el saludable ejercicio de la comunicación sin ambages. Hablaron, recordaron, sintieron, rieron y se emocionaron sin ningún tipo de fricción. Fluyó de forma natural todo aquello que no se decían, y aquello que pensaban que el otro pensaba, por simplemente el hecho de no comunicarse, se diluyó. Consecuencia: la comida previa propició un Consejo mucho más apacible de lo que se preveía. Pero fue el Consejo lo que propició la necesidad de comunicación entre esos dos hermanos.
Los órganos de gobierno sirven para estos loables propósitos. Bien sean Consejos de Administración, Consejos de Familia o Consejos de Dirección, amén de las asambleas de familia o juntas de accionistas que suelen celebrarse una vez al año, todos estos órganos estructurados son mecanismos de información y comunicación.
Está comprobado que las empresas PYMES que tienen sus órganos de gobierno estructurados y mecanizados suelen obtener mejores resultados. ¿Motivo? Porqué lo hacen con el interés de mejorar, sin la presión de los accionistas en el caso de las cotizadas que requieren de todos estos órganos de, en este caso, control más que de comunicación en sí.
La falta de comunicación entre todos y cada uno de los departamentos de una empresa puede suponer en muchos casos un cataclismo empresarial de difícil retorno. Si además a esta falta de comunicación empresarial le sumamos la falta de comunicación personal entre los miembros de la familia empresaria, entonces la situación es todavía más preocupante.
Otro ejemplo que he vivido recientemente es el de una empresa donde conviven cuatro socios desde hace varios decenios. La empresa está en general en una situación envidiable, pero ahora los socios se acercan a la edad de jubilación, naturalmente aparecen en escena hijos de estos incorporados a la empresa. La relación entre los socios es excelente pero raramente se reúnen para hablar. Solamente lo hacen por temas muy concretos que requieren del conocimiento de todos ellos, cuando se ha abordado el tema se acabó la reunión y cada uno vuelve a los departamentos que gestionan.
Sin embargo, el momento actual de esa empresa requiere de muchísima comunicación y acuerdo entre ellos, están entrando tanto en un nuevo estadio de vida empresarial, con un crecimiento muy significativo, como de vida personal. Necesariamente habrá que hablar de sucesores ¿Quién liderará?, de patrimonio (personal y empresarial), inversiones y otros muchos temas que afectaran el futuro de la empresa en cuestión.
Uno de los socios dijo de forma muy clara que había que ordenar el entramado empresarial a todos los niveles, añadió que hacía tiempo que lo venía diciendo. Les puedo asegurar que de la conversación traslucía un gran interés por hablar más y comunicar todo aquello que supone entrar en unos términos mucho más personales y subjetivos.
Hablar de volumen de facturación, crecimiento, resultados, márgenes, cuota de mercado, proyectos es sencillo para profesionales habituados a ello. Hablar de ellos mismos es menos confortable.
¿Qué haremos con nuestras vidas a partir de ahora? ¿Cómo lo planificamos? ¿Qué piensan mis socios? ¿Cómo lo abordan ellos? ¿Qué miedos tengo? Hay que hablar y comunicarse pero sin duda debe tutelar este proceso un consejero externo que aporte neutralidad y sus opiniones carezcan de esta carga emocional que sin duda aparece en esos escenarios de transición empresarial. La comunicación dirigida por un externo nos lleva a aquello que tanto me agrada que es el equilibrio.
Las empresas familiares y las familias empresarias deben conseguir este equilibrio empresarial y personal. Yo les ayudo a alcanzarlo.
Lleida, 1 de abril de 2019