Debe ser un documento de consenso. En él se regulan todas las políticas que afectan tanto a la familia como a la empresa y al patrimonio. Se definen los valores, la historia de la compañía, su significación, el legado... es decir, todas las características que la definen.
Determinadas esas características, se redactan todas las normas que afectarán a la familia en relación con su empresa: beneficios, retribución, reparto de funciones, condiciones de ingreso de nuevos miembros a los puestos directivos, endeudamiento soportable, riesgo patrimonial asumible, etc.
El Protocolo Familiar es un documento que debe realizarse junto a la familia empresaria. En él se establecen todos los mecanismos para evitar rivalidades, conflictos, tanto entre hermanos como con las nuevas generaciones. Se disponen las medidas preventivas y los protocolos de actuación en caso de conflicto.
Es prioritario en empresas familiares en las que interactúan varias generaciones a la vez. No es lo mismo un G1 (la generación que creó la empresa) que el G4 (los bisnietos de aquellos fundadores). Si estas relaciones no están reguladas por el Protocolo Familiar puede resultar absolutamente peligroso para la empresa.
Actualmente, sólo el 13 % de las compañías tiene establecido un sistema o protocolo de resolución de conflictos.
El Protocolo Familiar resuelve de antemano complejidades asociadas principalmente en familias que cuentan con diferentes ramas familiares implicadas.
Si todavía no ha definido el suyo, contacte conmigo. Es un documento imprescindible.