¿Choque Generacional? Reflexiones desde el Congreso Internacional en Londres
La convivencia de dos, tres o cuatro generaciones, en casos muy concretos, es un fenómeno universal que afecta a las empresas familiares en todo el mundo. En mi reciente conferencia titulada "¿Choque Generacional?" en el marco del Congreso Internacional de Empresa Familiar, organizado por el Family Firm Institute (FFI) en Londres, compartí mi dilatada experiencia sobre esa cuestión; expliqué y detallé casos en los que, como consultor, he sido la persona que externa y objetivamente ha valorado las situaciones planteadas en procesos de sucesión, en procesos de reorganización, ampliación y también en procesos de venta cuando ha fallado el entendimiento y esa interrelación entre generaciones, segun qué generación ha podido influir en la toma de decisiones estratégicas que han afectado a la organización de esa empresa y, por supuesto, a su sostenibilidad.
El legado de una generación a otra es mucho más que el traspaso de unas acciones, un puesto directivo o unas funciones determinadas, supone una nueva manera de entender la misma empresa, respetando unos valores que la definen, puede aportar un nuevo modelo de gestión y variar la cultura de esa empresa, pero, siempre, debe enriquecerla, debe suponer un paso hacia adelante. Hablé de procesos de gran complejidad que han requerido mi intervención como facilitador en la gestión de las dinámicas que, por la convivencia de diferentes generaciones, surgen.
Hablé de fundadores que han convivido con la generación de los Baby Boomers, los milennials y la generación Z, esos últimos valoraran unos ítems que nada tienen que ver con los que aplicaron los fundadores, quienes los perciben como indispensables para que su esfuerzo perviva. Los más jóvenes priorizarán poder harmonizar su vida profesional y personal. Ejemplos que se analizaron a lo largo de toda la mesa redonda en la que hice mi intervención.
Como siempre, no hay fórmulas mágicas, pero encontrar espacios para poder compartir visión de futuro, experiencia, inquietudes y motivaciones, va a ser tan indispensable como va a serlo tutelar este proceso apasionante, pero que a la vez supone un reto para quien, de forma externa, lo mentoriza para asegurar su finalidad: fortalecer la empresa y los vínculos de las nuevas generaciones hacia ella.
En resumen: no me gusta hablar de choque generacional, sino de oportunidad generacional, de la importancia del diálogo para entender y gestionar las diferencias que, lejos de crear un conflicto, deben construir un futuro que ha de unir experiencia, ilusión e innovación para conducir a la empresa hacia un futuro sostenible.