Observando desde la lejanía, pero con gran interés el desarrollo de Foro Mundial de Davos, no detecto bajo ningún concepto, que la augurada crisis que se avecina (continuidad de la anterior) pueda ser minimizada con las “actuaciones” de los representantes de los diferentes centros de poder a nivel internacional.

La economía mundial no crece al ritmo deseado, y me gustaría citar la entrevista que aparece hoy en La Vanguardia, al Secretario de la Confederación Europea de Sindicatos Luca Visentini,  que afirma que los sueldos en términos reales desde la crisis del 2007 han llegado a desplomarse un 30%. “Si seguimos deprimiendo los salarios la economía no arrancará de verdad”.

Ello a pesar de las políticas monetarias expansivas del Sr. Dragui (quantitative easing) que están llegando a su fin, pero que sirvieron para salir de la peor situación económica que puede darse que no es otra que la estanflación. Estancamiento (crecimiento del paro) o reducción del PIB con incremento de la inflación.

Si a este dato le añadimos otro de otras fuentes: que el 1% de la población mundial ha incrementado desde el inicio de la anterior crisis su riqueza en un 50%, nos daremos cuenta que el abismo existiente entre las diferentes capas sociales va aumentando, creando unas zonas de pobreza de las que va a ser prácticamente imposible salir.

Como también argumenta el Sr. Visentini, el 70% de la riqueza de los países procede del consumo interno. Por ello debemos pensar cómo mejorar la posición de los consumidores que a la postre son nuestros clientes.

La pirámide social se ha convertido en una pera con un cuello muy estrecho (5%) y un pedúnculo que sería el 1% de población mencionada. El resto estaría dentro de una parte inferior muy mezclada que ha tenido que reconvertirse de una u otra manera a la tendencia de una vida low-cost. En Alemania esa tendencia ya se puso de moda hace años, de ahí el crecimiento de las cadenas como Aldi y Lidl, por cierto en clara expansión mundial siguiendo esa tendencia low-cost de consumo. Atención que Alemania tiene casi pleno empleo pero cuenta con 7,5 millones de trabajadores con mini-jobs que no llegan a final de mes.

Este empobrecimiento general y global precisa de soluciones reales para el bien de la sociedad en general y del consumo (responsable) en particular.

Con el cierre más largo de la Administración en USA por desacuerdos políticos, hemos visto como las colas de los comedores públicos se ha incrementado en parte, si, con funcionarios que no cobraban y no tenían ningún ahorro. Viven al día. En USA la tasa de paro se sitúa en el 3-4%, que según ratios económicos seria envidiable, pero las desigualdades son latentes.

Tal vez será envidia, o tal vez reivindicación de una pésima gestión de recursos públicos pagados entre todos, pero ver sueldos publicados de empleados públicos autonómicos de medios de comunicación asimismo públicos de más de 400.000 € anuales me produce una irritación inexplicable.

Las políticas Keynesianas que abogaban por la intervención del estado para estabilizar la economía y no dejar todo en manos del libre mercado son sin duda coherentes y positivas. Sin embargo, estando en manos de gobiernos voraces de ingresos para satisfacer las cargas estructurales de administraciones muy pesadas en términos de costes no avanzamos ni avanzaremos.

Deuda para pagar deuda ha llevado en España a tener un endeudamiento del 100% sobre el PIB. ¿Responsables? ¿La crisis? ¿El cha-cha-cha?

Soluciones las hay, pero leyendo artículos diversos y analizando la situación geopolítica, es previsible que si sobreviene una nueva crisis, que ya está siendo anunciada,  y que considero es continuación de la anterior, incluso podemos llegar a perder el cuello de la pera social y quedarnos como un melocotón. Pedúnculo (riqueza en muy pocas manos) y masa (resto de la población).

A propósito: como persona de la zona Lleida aprovecho para promover el consumo de fruta de pepita y hueso que es muy saludable.

De las políticas económicas alguien será responsable o ahora ya podemos hablar de culpables.

Lleida, 27 de enero de 2019